Los números de octubre próximo se anuncian con tanta crudeza que quienes lloran y braman ante el despliegue de la Argentina en transformación tratan de asirse a cualquier madero.
A quien madruga, Dios no siempre lo ayuda. O, lo que es lo mismo: no por mucho madrugar, se amanece más temprano; sobre todo cuando el apurado no quiere reconocer que viene de una noche profunda, sin estrellas, y con más nubarrones que buenos presagios. Me refiero a quienes, con distintos ropajes y sin que vestidura alguna pueda disimular al menos sus verdaderas intenciones, recibieron el trompis de la vida en las pasadas primarias de agosto y ven venir, con la guardia desarmada, el recto a la mandíbula del próximo 23 de octubre.
Explíquese columnista, por favor, estarán ustedes por recriminarme, quizás con justo motivo; por eso intentaré ser más claro y quiera alguien que la fortuna me acompañe. Debido a la flamante irrupción, ayer, de un nuevo medio público, la Agencia Periodística de Buenos Aires (www.agepeba.org) –la semana pasada referí acerca de su entonces próxima aparición– dediqué buena parte de los últimos días a revisar con atención las informaciones, análisis y dimes y diretes que suelen desgranar las principales voces del universo comunicacional bonaerense.
La mayoría de ellas, salvo las excepciones del caso, por supuesto, se lanzó a una carrera desenfrenada a ver quién más y mejor puede especular con el calendario corrido hacia adelante. Quien lea esos medios con cierto detenimiento tendrá que hacer un esfuerzo para prestar atención a las fechas, porque si no podrá entrar en colapso y correrá presto a consultar a su psicólogo, temeroso de haber ingresado en una suerte de túnel del tiempo, en un viaje al futuro; hasta qué punto ello es así que una de las tantas especies noticiosas consultadas se animaba a identificar a los candidatos para gobernar el país y la provincia de Buenos Aires a partir de 2015. ¿No será demasiado?
Es en esa lógica que tanto medios periodísticos (no todos, es necesario destacarlo una vez más) como operadores políticos de distintos tintes encuentran y buscan –el que busca encuentra, ya que hoy estamos de refranes– alianzas, conspiraciones y mensajes con ponzoña de las más variadas naturalezas, y referidos a los más diversos protagonistas del escenario público.
La ingenuidad y el desconocimiento del carácter dinámico de la dimensión política son pecados irreparables para todo aquel que pretenda formular un análisis con ribetes de seriedad. Tampoco sería saludable desentenderse de ciertas realidades, sobre todo de aquellas que nos dicen a las claras que “el enemigo del pueblo”, al decir del noruego Henrik Ibsen, los enemigos del proyecto nacional que encabeza Cristina, para enunciarlo más en criollo, han decidido, y no ayer, que el mejor si no el único camino posible para sus sueños eternos pasa por la pretensión de viciar por dentro al complejo entramado que presupone el conglomerado de fuerzas que hoy se expresa en el oficialismo. Y por supuesto no sería prudente obviar que, como es histórico, el campo de la batalla decisiva de toda puja política y electoral sigue siendo esa provincia que es un mundo y se llama Buenos Aires.
Los números de octubre próximo se anuncian con tanta crudeza que quienes lloran y braman ante el despliegue de la Argentina en transformación tratan de asirse a cualquier madero, sin darse cuenta de que muchas veces lo que parece un salvavidas no pasa de ser un espejismo, y pretenden invisibilizar lo que se ve a miles de kilómetros; quizás provocar un rasguño de superficie. No soportan la contundencia de una ecuación que dice así: la concreción con aspiraciones fundacionales del proyecto nacional que encabeza la presidenta sólo es y será posible en la medida que abarque a todo el territorio de los argentinos; y, a la inversa, los logros de crecimiento con inclusión social y transformaciones culturales en cada una de las provincias y en cada uno de los municipios son y serán tan sólo explicables desde el mismo proyecto nacional.
En ese contexto deben entenderse las afirmaciones formuladas el lunes pasado por Gabriel Mariotto, el compañero de fórmula de Daniel Scioli, cuando en una entrevista concedida a Tiempo Argentino destacó que “la gestión de Daniel Scioli ha sido validada en las elecciones porque está enmarcada en el proyecto nacional, y las políticas del proyecto nacional están claramente advertidas en la provincia. Esa adhesión nos orienta a profundizar las políticas que se están llevando adelante. La sensibilidad que ha mostrado el gobierno nacional generando las condiciones objetivas con la Asignación Universal, las nuevas jubilaciones, las netbooks para los chicos, la baja de la desocupación, el 6% de inversión en la educación, nos muestra que las políticas de inclusión hay que seguir profundizándolas para cumplir con el objetivo primordial de que no haya ni un pobre más en la Argentina.”
Se trata de una mirada que el actual titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) viene explicitando desde hace mucho tiempo. Sin ir más lejos, hace poco más de una semana, durante un acto en el municipio Presidente Perón, Mariotto había señalado, y por enésima vez, que “la provincia tiene que ser el sostén de nuestra presidenta. La construcción colectiva que es el peronismo de la provincia, que tiene en los militantes la trama de construcción política más trascendente, es el aporte y el sostén que tiene nuestro proyecto y de nuestra presidenta.”
En aquella oportunidad, el candidato a vicegobernador anticipó cuál sería la estrategia de militancia política a seguir durante el probable segundo mandato del actual jefe provincial, para incrementar la inclusión y fomentar el crecimiento del polo productivo de la región, aprovechando la experiencia acumulada, por ejemplo, durante las movilizaciones en torno a la denominada nueva Ley de Medios. “Vamos a aplicar la metodología de foros que ya hemos utilizado, para escuchar a la sociedad y ver cómo llevamos adelante un polo productivo, y ver de qué nos vamos a encargar en este distrito. La idea es capacitar a los pibes para que cuando salgan de la escuela técnica y de los primeros años de la universidad ya puedan ingresar al mercado laboral”, destacó Mariotto.
En las filas de la actual administración bonaerense se destaca una misma percepción. Tras una reciente reunión de trabajo con su gabinete de Educación, Scioli explicitó que “la articulación entre la educación y el trabajo es la clave estratégica del desarrollo; desde 2007 abrimos 23 nuevas escuelas agrarias y 15 técnicas, acorde a lo que cada región necesita”. En tanto, y en el marco de las negociaciones en torno a un reclamo salarial de los estatales, su ministro de Economía, Alejandro Arlía, ratificó el lunes pasado que “siempre se busca mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, de hecho el gobernador Daniel Scioli ha sido quien más lo ha mejorado en los últimos 30 años”.
¡Qué saludable sería que los operadores políticos y los medios de comunicación dejasen de insistir con eso de introducir a la sociedad en los ditirambos del túnel del tiempo!
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